Se hace difícil escribir y hacerlo con las palabras adecuadas cuando un libro nos corta el aliento y difumina a los otros excelentes libros que acabas de leer. Hay que dejar pasar unos días y, desde el sosiego, volver a repensar qué es lo que hace de esta novela de Magda Szebó una obra maestra de la literatura centroeuropea de los últimos cincuenta años.
Os explicaré cómo llegué a descubrirla. Y también deciros que está en plena distribución en las librerías y ha sido uno de los libros fáciles de comprar el día de Sant Jordi, en medio de la vorágine comercial no siempre de calidad sino fruto de operaciones de márketing. De todo hay en la viña del señor.
Jamás había oído hablar de esta escritora húngara, que murió en 2007, y lo hice gracias a un excelente libro de Mercedes Monmany titulado Del Drina al Vístula de Báltica editorial que ofrece un amplio recorrido por los autores y lecturas centroeuropeas de prácticamente los últimos cien años. En los capítulos finales y después de haber conocido y leído escritoras excelentes (es el delicioso problema de este libro que nos descubre tantos escritores que su lectura se convierte en infinita) apareció el nombre de Magda Szebó. Nacida en 1917 y de vida azarosa por la visicitudes del país fue durante décadas una ilustre desconocida, descubierta por Hermann Hesse apenas publicó en Hungría hasta que la situación política lo hizo posible.
El título del libro escrito en 1987 y considerado su obra más célebre y de gran popularidad es La puerta, novela que podemos leer en catalán y también en castellano.
La historia, a través de un relato autobiográfico de la propia Szebó, se centra en la peculiar personalidad de la señora que trabaja en su casa, por decirlo de forma clara en su criada. Emerenc es portera de un inmueble y además limpia en otras casas, barre las hojas caídas en las aceras y quita la nieve de las entradas de los edificios del vecindario. Trabajadora incansable, lleva una vida discreta y misteriosa, libre de convenciones. Con el paso de los días se establece una relación intensa y complicada entre la escritora y ella, una dependencia emocional de perfiles desconcertantes que a lo largo del libro da pie a abordar y analizar todas las dimensiones humanas. Nada escapa a la reflexión y a la mirada aguda de dos mujeres que viven cercanas y a la vez separadas por multitud de malos entendidos, sentimientos contradictorios y una fuerza vital profunda.
El personaje de la criada tiene antecedentes clásicos si nos remitimos a Félicité la protagonista de la narración Un coeur simple de Flaubert y forma junto a ella un díptico sutil y deslumbrante .
Al cerrar el libro y acabar la lectura salimos de un espacio literario único, denso, laberíntico y magistral.
La porta Magda Szebó Prix Femina Étranger 2003 Editorial Segona Perifèria
La puerta en DBolsillo